Resumen:
Para McKinley (Encuentro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo, 2006) no es fácil establecer la relación entre migración y desarrollo, ya que hay entre ambos una conexión en dos sentidos, positiva y negativa. La migración puede ser tanto una causa como un resultado del subdesarrollo, y este último, a su vez, puede ser aliviado o exacerbado por la migración. Estas afirmaciones generales señalan que la migración no puede considerarse categóricamente como un obstáculo para el desarrollo, ni como una estrategia para alcanzarlo. En el plano mundial existen pruebas que demuestran que la migración tiene un efecto positivo neto; sin embargo, sus repercusiones sobre el desarrollo en los distintos países y comunidades dependen de los entornos
políticos, sociales, jurídicos y económicos en los que se produce, amén de las características, recursos y comportamiento de los propios migrantes.