Resumen:
La investigación da cuenta del origen de la tradición talabartera en la región geo-histórica situada al centro-sur Zacatecas y noroeste de Jalisco, la cual incorpora y articula dos cuestiones: el arte de trabajar
el cuero y los papeles de la ganadería y de la charrería como actores sociales que explican la identidad del ‘hombre a caballo’, ataviado de adornos de cuero y pita. La talabartería es una tradición que se reinventa por los artesanos, por ello, pervive y posee una continuidad con el pasado. La producción y mercantilización de los productos en el corredor talabartero Jerez-Colotlán-Tlaltenango se vincula a la charrería y de las remesas migrantes como parte de un consumo popular que enfrenta altibajos derivados de la precarización de los talleres artesanales, que luchan por mantener vivo el oficio de grabador y bordador del piteado.
específicamente de Jerez, Tlaltenango y Colotlán. Estos municipios forman
parte del corredor regional productivo, mercantil y de consumo de la talabartería,
la cual es una actividad artesanal eslabonada a la ganadería y
que se reproduce y se arraiga a través del folklore de los rancheros y de la
charrería mexicana.