Resumen:
Ningún animal se suicida. Probablemente porque carecen de un “sí mismo” responsable (moral) de sus actos. No es que no “quieran” matarse, sino que no existe el agente de esa violencia ejercida contra sus propias vidas. Pueden sufrir horrores, o desesperar, pero no llegan nunca a quitarse voluntariamente la vida. Sólo los humanos pueden hacerlo. Sólo los humanos tienen un “yo” para perpetrar esa acción. Y eso torna al suicidio un gesto imposible. Descartado el desahucio físico, ¿por qué alguien decide privarse de la vida? La decisión no la puede tomar sino un yo. Se interroga aquí a Cioran y a Camus sobre este tema.