Resumen:
Deleuze inicia sus cursos sobre pintura sin preocuparse por lo que la filosofía ha aportado a ella, sino, en un gesto antiplatónico característico, al revés: qué ha aportado la pintura a la filosofía. Parte así de un concepto-límite: la catástrofe. Utilizando a Turner y a Cézanne, plantea una primera noción metafísica: la pintura se planta ante un mundo anterior al mundo. Existe todo un trabajo pre-pictórico, un antes de que la pintura escurra. Un caos o catástrofe de donde sale el “armazón” del cuadro. Da lugar a la emergencia del color, que se produce en un elemento más aéreo que geológico. La pintura realiza una síntesis espacial porque primero lleva a cabo una síntesis en el tiempo.