Resumen:
La inserción laboral de los jóvenes con educación superior en México se ha
complicado en los últimos años a raíz de los efectos del modelo económico que
se implementó a partir de la década de los ochenta. Los datos arrojados por
fuentes oficiales como la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE),
que realiza de forma trimestral el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI) dan cuenta de que el índice de desocupación en este sector está por
encima de lo registrado en otros grupos de edad.
En el cuarto trimestre de 2015, la tasa de desocupación en jóvenes
menores de 29 años con educación superior a nivel nacional fue de 8.9% en
tanto que la desocupación abierta se ubicó en 4.3%. Es decir, los universitarios
tienen el doble de probabilidades de estar desocupados en relación con la
población en general. Además, De Oliveira (2013) revela que sólo el 40% de
los profesionistas logran insertarse en un empleo relacionado con su formación
universitaria; el resto se ve obligado a recurrir a otras opciones o simplemente
padece los efectos de la desocupación. Por otra parte, Muñoz (2006) agrega que
por cada puesto de trabajo existen tres profesionistas, mientras que en la década
de los sesenta por cada joven con formación universitaria existían 1.5
oportunidades de empleo.