Resumen:
México ha sido uno de los países más afectados por la crisis económica mundial iniciada en Estados Unidos en 2007 en lo que se refiere al producto interno bruto (caída de 7% en 2009), y el empleo todavía presenta un escenario difícil, en especial cuando se enmarca en el contexto demográfico nacional. La recesión ha golpeado en el peor momento: cuando la pirámide demográfica se ensancha con mayor rapidez en su parte media –formada por adultos en edad de trabajar– y cuando el flujo anual de jóvenes que ingresan a la fuerza de trabajo es más vigoroso. Esta avalancha de nueva población joven que demanda ingresar al mundo laboral está topándose con un crecimiento exasperadamente débil del empleo formal que se advierte desde hace ya varios años y que ha obligado a la fuerza de trabajo a buscar otras salidas, algunas de ellas típicas de nuestro país, como la migración, misma que con la crisis ha perdido funcionalidad y reclama el diseño de nuevas políticas públicas de desarrollo y seguridad humana.