Resumen:
Las reformas neoliberales de la educación superior en México reflejan una mayor precarización del
trabajo docente. Existe una exacerbada competitividad laboral, lo que ha inducido de manera
significativa a modelos orientados a una mayor excelencia y calidad, pero con ello se han generado
nuevas formas de violencia y desgaste en los procesos de trabajo, lo que ha representado una constante
lucha por ser el mejor, con retos incontables e imperando la ley del más fuerte. En esta perspectiva, la
globalización ha influido en la efervescencia de los denominados “factores de riesgo psicosocial” tales
como el ritmo de trabajo, la autonomía, el clima laboral, la participación en las decisiones, las
interrelaciones personales, la falta de reconocimiento laboral, el tipo de organización del trabajo, entre
otros; componentes que incrementan de manera importante la presencia de estresores laborales al
interior de las organizaciones. Actualmente, la educación superior experimenta nuevas exigencias que
van más allá de lo programado en el horario de trabajo, sacrificando días de descanso y festivos, muchas
veces hasta de vacaciones por cumplir con los indicadores de productividad académica programados,
ocasionando que la jornada laboral continúe la mayoría de las veces en casa, lo que impide emplear el
tiempo libre en descanso, esparcimiento o la realización de alguna actividad física, favoreciendo estilos
de vida no saludables con graves repercusiones en la salud física, psíquica y social de dichos
profesionales.
Actualmente las instituciones de educación superior en México, requieren cumplir con una serie de
indicadores que demuestren la calidad de los programas educativos tales como, profesores de tiempo
completo (PTC); profesores con perfil deseable (PRODEP); profesores investigadores con
reconocimiento en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI); profesores con posgrado de maestría
y doctorado; número de programas en el programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC); cuerpos
académicos consolidados y reconocidos por PROMEP. En lo que respecta a las universidades públicas,
éstas tienen que redoblar sus esfuerzos para demostrar su productividad científico -académica, así como
eficiencia, efectividad y calidad a través de evaluaciones internas y externas. En los docentes se
establecen estímulos asociados a la evaluación y se promueve la competencia entre universidades para
obtener financiamientos. Lo que se corresponde exactamente al modelo neoliberal.
Bajo este modelo se promueve un trabajador académico racional-optimizador, individualista y
flexible (salarios asociados a la productividad regulada, contratación provisional, plazas por horas
/clase, jornada de trabajo maleable), estratificado y fragmentado, con experiencia en el mercado
laboral, polivalente, funcional (experto identificador y solucionador de problemas) y competitivo
internacionalmente (se fomenta un mercado académico intra e interinstitucional en el que priva la
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competencia por recursos económicos, simbólicos y poder; para el doc ente universitario todo esto
conlleva múltiples consecuencias, pero sobre todo la mayor afectación a recaído en el plano de su
salud, la calidad de vida y las afecciones psicosomáticas.
De ahí que los trastornos de tipo psicosocial son la principal causa de pérdida de salud de los
docentes; la presencia de un estrés crónico aumenta el riesgo para la aparición de alteraciones
emocionales y cognitivas así como trastornos de carácter psicosomático, en función de la específica
vulnerabilidad del trabajador.
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Se debe tomar en cuenta que la susceptibilidad del organismo se asocia
con el potencial antioxidante del cuerpo.
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Los docentes investigadores tienden a incrementar la
prevalencia de factores de riesgo cardiovascular, síndrome metabólico, diabetes por la presencia de un
mayor estrés oxidativo. Las nuevas formas de trabajo exigen al docente múltiples tareas que intensifican
el ritmo de trabajo y la prolongación de las jornadas laborales favoreciendo un alto riesgo
cardiovascular, desarrollo de enfermedades no transmisibles y eventos cardiovasculares a una edad más
temprana.
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El presente estudio fue de tipo observacional, analítico transversal, donde se determinó la
exposición a factores de riesgo de tipo psicosocial con el Cuestionario de Factores Psicosociales en el
Trabajo Académico, elaborado por Silva (2004), los niveles de estrés subjetivo medidos a través del
cuestionario para la evaluación del estrés en su tercera versión adaptado y validado p or la Pontificia
Universidad Javeriana (2010) y la presencia de estrés oxidativo a través de pruebas bioquímicas para la
cuantificación de peróxidos lipídicos (2 ml de sangre en ayunas). El universo comprendió 200 docentes
investigadores de la Universidad Autónoma de Zacatecas, que cumplieran con el criterio de inclusión
de pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores (SNI). La importancia de esta investigación es
identificar tempranamente trastornos con alta morbi -mortalidad a consecuencia del estrés, de tal
manera que se reconozcan a tiempo signos de alarma de enfermedades crónico-degenerativas con
consecuencias irreversibles. La hipótesis planteada asumía una relación significativa entre los factores
psicosociales laborales con la salud mental y el estrés oxidativo, misma que se validó parcialmente.