Resumen:
Desde el comienzo de la década del ochenta cobró carta de naturalización en América Latina una política económica que postula como meta principal reducir significativamente la inflación, sosteniendo que para ello era necesario lograr el equilibrio en las finanzas públicas. Hoy la región atraviesa por una tercera década dominada por la preocupación por el déficit presupuestario y el incremento de los precios. Las políticas ejecutadas consideran la apertura de la cuenta de capitales de la balanza de pagos, la supresión de las restricciones a la inversión extranjera, la
firma de tratados bilaterales sobre inversión, la constitución de acuerdos económicos como el TLCAN y el CAFTA, la venta de gran parte de las empresas de servicios públicos, la desregulación de los mercados financieros, la venta de bancos a capitales de países desarrollados y el abandono de medidas de fomento de la inversión y participación activa en el crédito por parte de gran cantidad de bancos de la región; es decir, la instrumentación de las propuestas del Consenso de Washington.