Resumen:
La comunicación social se ha convertido en una tarea relevante en todos los
ámbitos de la vida cotidiana —en particular, para la política y sus acciones—,
pues, a través de ella, la población puede conocer y evaluar cualquier gobierno.
Además, una comunicación social eficaz, debe proporcionar información suficiente
y adecuada a todos los ciudadanos, estimulando su participación en las
tareas gubernamentales, y exigiendo administraciones honestas y eficientes. Su
tarea informativa consiste en la cobertura de programas, acciones y eventos que
el gobierno lleva a cabo, ofreciendo a los medios de comunicación información
veraz y oportuna que les permita a su vez contar con los elementos necesarios
para informar a la población (Flores, 2010).
Dentro de este renglón se considera también el apoyo recíproco de los representantes
de dichos medios, para que lleven a cabo su quehacer informativo a través
del cubrimiento de ruedas y conferencias de prensa, entrevistas y reportajes. La
política central al respecto debe ser de puertas abiertas y de respeto irrestricto de
los derechos constitucionales a la información y a la libertad de expresión. Por
ello, las acciones de difusión deberán responder a diversas necesidades, entre las
que destacan, el mantener informada a la población sobre las obras que se realizan
en sus comunidades, colonias y municipios; así como también, a la de convocar
su participación en esfuerzos de beneficio común.
En esta tesitura, con la tarea informativa y la difusión se pretende garantizar el
acceso permanente de la población al conocimiento profundo de lo que el gobierno
realiza, para fortalecer su participación y propiciar que cada ciudadano cuente
con elementos suficientes para evaluar el quehacer gubernamental.
Sin embargo, este compromiso de hacer efectiva la función pública de la
comunicación social como recurso indispensable para el desarrollo social y la
convivencia democrática, no se cumplirá cabalmente sino se considera la relevancia
que tiene la retroalimentación, es decir, la apertura de canales de vuelta, a
través de los cuales la población pueda expresar sus puntos de vista, sus dudas e
inconformidades, sus necesidades y expectativas (Flores yTrujillo, 2013).
Para ello, todo programa de comunicación social deberá contemplar como
una línea adicional de acción, la relativa a la evaluación, con la finalidad de medir
las tendencias de opinión en torno al quehacer gubernamental (Flores, 2017), así
como las demandas y expectativas de los habitantes, fundamentando con ello la
toma de decisiones de carácter público.