Resumen:
espués de tanta semántica y análisis metalingüístico, tanto nouveau roman y boom, si algo se ha demostrado es la irreductibilidad del hecho literario. Del cuento, la novela o el poema, al igual que del tarot, sólo se obtiene sentido cuando, aceptando la mímesis que nos propone, cerramos el hecho literario con la lectura.
Como mímesis del tiempo, la novela encierra una crítica del devenir y del quehacer humano: de su historia. No la historia que hace del tiempo humano una cifra, una ley, una tendencia. No recupera el pasado momificándolo: en las palabras de Maurice Blanchot, la novela hace del tiempo humano un tiempo lúdico: ''Hacer del ttempo humano un
Juego, y del Juego una ocupactón Ubre, desprovtsta de todo tnterés y de toda uttltdad y capaz, stn embargo, por este movtmtento de superflcte, de absorber todo el ser, esto, no es poca cosa".1