Resumen:
Desde 1995, la Triple Hélice sugerida por Etzkowitz y Leydesdorff, convocaba a profundizar
las relaciones y la interacción entre la universidad, industria y gobierno, en
favor del desarrollo económico, y, en especial, articulados en función de la innovación
(Etzkowitz y Leydesdorff, 1995). La revolución científico-tecnológica vino a reafirmar
la dependencia del crecimiento económico en esta variable. Nuevas teorías surgieron
en torno al papel central del conocimiento y el progreso tecnológico.
La propuesta de la Triple Hélice recupera fundamentos proporcionados por Michael
Gibbons y colegas (Gibbons et al., 2002 [1994]) que sugieren el fin de las fronteras
definidas entre los agentes, y la transdisciplinariedad en las tareas de los mismos: un
nuevo modo de producción del conocimiento, donde las esferas se traslapan para resolver
problemas específicos. Así, la tercera misión que Etzkowitz (2003, citado en Cortés,
2006) visualiza para la universidad es precisamente la de incidir de forma directa
en el desarrollo económico; la primera misión consiste en la enseñanza (difusión del
conocimiento), mientras que la segunda es en la investigación.