Resumen:
Las más de las veces es imposible que el historiador se afiance con éxito
a un objeto de estudio, a la resolución de una pregunta toral, a
la correcta interpretación histórica y a la ventura de llegar a una exitosa
explicación, también histórica. Es posible que tampoco en este trabajo
se logre dicho éxito. Es prácticamente imposible que un solo historiador
presente una visión de conjunto sobre cualquier tema general
─como el de la sexualidad en el estadio virreinal─ a la vez particularizada
en muchos de sus componentes en el enorme espacio que representó
la Nueva Galicia. También lo es sobre una región más «acotada»
como el área de influencia de la ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas
y el noreste novogalaico. Es necesario advertir la complejidad que
eso representa. En este pretendido trabajo se plantean algunas ideas de
conjunto en torno al ejercicio de la sexualidad desde la Historia y la
construcción de la sociedad y la mentalidad individual y colectiva en
el noreste de la Nueva Galicia, gran escenario de la época novohispana.
Del mismo modo, hay diferentes maneras de interpretar la historia.
Pero pasar por alto ciertas perspectivas como la narración y la literatura,
sería presentar un panorama incompleto de los problemas, hablando
de problemas históricos. Como esbozo de ello, aquí se presentan
algunos datos y comentarios que encauzan o invocan otras líneas en
materia de historia, relacionadas con las mentalidades. No se pretende
interpretar demasiadas cosas con base en un solo criterio y en pocas
fuentes y lecturas, sin entrar en el debate mismo con las fuentes, pues de entrada se cometerían muchos errores de interpretación y de explicación,
comparables a los de quienes no comprenden las movilidades
sociales. Para llevar con éxito el trabajo del historiador es indispensable
tener un agudo sentido histórico y un aparato de recursos; dominio de
métodos y descubrimientos de cada hecho analizado y de sus registros
vitales a través de documentos y expedientes jurídicos; poseer conocimientos
de economía, sociología, religión, antropología y ginecología;
comprender técnicas estadísticas; ser buen paleógrafo; un experto en
recopilar información cualitativa y codificarla; ser lector voraz y dominar
al menos dos o tres idiomas; leer cien ediciones periódicas anuales
y otros tantos libros de otras partes del mundo. En consecuencia, el historiador
ideal no existe, pero con algunas habilidades tiene la esperanza
de contribuir en el campo de la Historia. De ahí que todos los argumentos
históricos tengan algo de imprecisión o falsedad, pues nadie puede
estar en absoluto seguro de nada. Los grados de certeza son variables.