Resumen:
Desde la década de los setentas aproximadamente, el rol de la agricultura latinoamericana en la dinámica global del capital, ha variado significativamente: en primer lugar a través de la difusión geográfica y consolidación de relaciones salariales en la actividad agrícola de varios países de la región. Y en segundo lugar, por cuanto se han ido reorganizando los canales de transmisión de riqueza social desde la producción agrícola tradicional hacia los polos desarrollados del sistema. El resultado de estas tendencias ha repercutido en la base productiva agropecuaria, agudizando su heterogeneidad y, socialmente, con un aumento de la desigualdad en los ingresos y mayor exclusión. En ese sentido, los problemas crónicos se nutren, adquieren nuevos matices y se revelan nuevos motivos para la inconformidad popular. Lo que aquí nos hemos propuesto es ofrecer un panorama del momento por el que atraviesa la agricultura regional con apoyo de documentos oficiales e instrumentos estadísticos. Partimos de cuestionar el tono optimista con que se divulgan las cifras
y poner en evidencia aspectos menos difundidos pero de suma importancia para el presente y futuro de la zona; hechos relevantes en particular para la población rural que por décadas vivió de la agricultura y ahora ve frustradas sus expectativas.