Resumen:
La naturaleza ha seducido desde la antigüedad la mirada de cientos de artistas, en
sublimes visiones que impregnan los espíritus con gozos y delicias, e incluso con aromas
y sensaciones, por encima y debajo de la piel. La naturaleza es el sustento del cual se
nutre la obra de Leticia Zubillaga. El campo abierto y sus habitantes fascinan los sentidos
de la artista mexicana y colman sus creaciones; la sobria vegetación del semidesierto y dela sierra madre constituye el origen y la invariable vuelta en muchas de sus más representativas composiciones.