Resumen:
Ante la crisis que atraviesa la Comunidad Andina como institución desde hace varios años por la existencia de concepciones distintas entre sus países miembros respecto a la orientación y contenidos que debe tener el proceso de integración, a partir de 2014 y desde la propia institucionalidad andina comenzaron a concretarse una serie de acciones y medidas que sustentadas en una visión eminentemente pragmática buscan centrar el funcionamiento de este mecanismo en la priorización y reducción de temas y ámbitos que deben formar parte de la can, dejando de lado la discusión, posicionamiento y búsqueda de soluciones a los temas candentes que
implican claramente definiciones políticas y a los que se ha preferido hacer a un lado, para centrar la dinámica integracionista en aspectos fundamentalmente comerciales.
Ese predominio de “posiciones realistas”, que implica una suerte de reconocimiento implícito de los límites con que ha topado el proceso integrador, ha sido el que se ha venido imponiendo en las diferentes etapas del proceso de reingeniería del Sistema Andino de Integración, que van desde la presentación de la Agenda Estratégica Andina, pasan por la aprobación de la nueva visión, los lineamientos estratégicos y la priorización de los ámbitos de acción y concluyen con el recorte y traslado de distintos organismos a otros espacios y mecanismos de integración, la drástica reducción de los comités y grupos ad hoc que formaban parte de
la institucionalidad andina y la completa reestructuración de la Secretaría General