Resumen:
La fachada de la catedral metropolitana de México y su primer cuerpo, así como el cimborio, fueron culminados en la segunda mitad del siglo XVII, en gran medida bajo el mandato virreinal de
Sebastián Antonio de Toledo, conde de Mancera. Aún se puede apreciar en la fachada la descripción latina que indica el suceso, el cual sirve de sostén a la imagen de la Inmaculada Concepción y a su vez al águila devorando a la serpiente, representativa, primero, de la fundación del imperio mexica, y, después, del criollismo y la identidad mexicana. La cita latina demuestra una serie de detalles con respecto a la elaboración de símbolos que, con el pasar de los años, sirvieron para la representación de la formación de una identidad. No obsrante, en principio, el proceso fue una conjunción de factores, en relación al orden establecido.
En este sentido se observan en la inscripción tres elementos de categorización. En primer lugar, la casa de Dios y de Santa María, por intercesión de los reyes españoles de la casa de Austria: Carlos V, Felipe N, Mariana de Austria y Carlos Il. Posteriormente la mediación por parte del virrey conde de Mancera. Después, la doctrina católica en el Nuevo Mundo, singularizado por el mote NON FECIT TALITER OMN NATIONI (Salmo 147).