Resumen:
La realidad se conforma por una gran variedad de aspectos complejos y relacionados entre
sí, que, a simple vista, parecen caóticos e inaprensibles. Aproximarse a ésta, para su estudio
y análisis, requiere, en primera instancia, de herramientas conceptuales y categorías
desarrolladas por el individuo científico, con la intención de distinguir y resaltar el objeto de
su investigación del resto de hechos, cosas y procesos que suceden en el entorno inmediato.
Así, la ciencia, que sigue un método basado en el postulado de las regularidades en la
naturaleza, se construye a partir de enunciados y supuestos que son contrastados con todo lo
que se somete a experimentación. La teorización de un fenómeno busca integrar de manera
coherente, sistematizada y ordenada, todos los factores que se presupone conciernen al objeto
que se estudia, en grupos y modelos analíticos bien definidos. De acuerdo con Kerlinger
(citado por Bondarenko) “Una teoría es un conjunto de constructos (conceptos)
interrelacionados, definiciones y proposiciones que presentan un punto de vista sistemático
de los fenómenos mediante la especificación de las relaciones entre variables, con el
propósito de explicar y predecir los fenómenos” (Bondarenko, 2009: p. 463). La importancia
de las teorías para el estudio de las dinámicas sociales se encuentra en el hecho de que a
través de ellas se desarrollan, de manera lógica, modelos interpretativos, con lo cual no solo
se segmenta, virtualmente, la realidad, permitiendo centrar la atención en los factores que se
consideran fundamentales, sino que además buscan explicar de forma general las causas, los
procesos y los resultados de los fenómenos que interesan al investigador.