Resumen:
Hubo un tiempo, los primeros momentos en que comencé a investigar acerca del tema de la partería, en que me justificaba diciendo que el tema era de mi interés personal porque yo misma soy madre y me sorprendieron las historias familiares que hablaban de partos casi fantásticos en una época de supuesto repunte científico. Me duró poco el alegato, pues pronto alguien me corrigió esgrimiendo argumentos cientificistas en contra de mi burda subjetividad alrededor del acto de parir. Ya recorrido el camino de una pesquisa académica formal comprendo que un investigador debe mantener distancia del objeto por el bien de la veracidad de sus dichos e interpretaciones, pero mis experiencias son, hasta el día de hoy, lo que mueve mi curiosidad por el tema que me ha ocupado durante seis años; sólo que ahora el acto investigativo es, en sí mismo, una experiencia, y el amasijo de sensaciones y emotividad se ha convertido en conducto de la hermenéutica reflexiva con la que intento dar sentido a los hallazgos para construir los argumentos.