Resumen:
Los protagonistas que habitan las novelas y los cuentos ejercen una poderosa atracción en el lector debido a sus nombres, como una especie de fuerza gravitacional. El autor busca dar vida a la figura del personaje y construirlo en torno a una serie de características y sutilezas, inevitablemente la historia de un nombre toma lugar: “alguien” adquiere presencia, se vuelve categoría del discurso literario, se inserta en el sentido de la totalidad del relato y su enunciación se convierte en una voz: énfasis, pausas y silencios. Al analizar los nombres propios literarios se compendia al personaje en el momento en que se produce el discurso y desde la concepción que el autor pretendió darle a la figura central de su historia. Esto nos puede llevar a pensar en las posturas teóricas respecto al personaje en la literatura misma, es decir, qué acontece en la construcción del personaje, sea protagonista o no, sea un estereotipo o un arquetipo, sea una figura plena de libertad dentro del relato o esté atado a la voz del autor/narrador, tener un nombre o carecer de él.