Resumen:
El pensamiento mágico siempre ha acompañado la vida comunitaria
del hombre, ello se reconoce básicamente a través de dos dictámenes
externos: el que lo prohíbe por temor y el que lo norma por afán de
control; y se ubica en dos niveles sociales que corresponden a dos diferentes
emisiones discursivas: la versión de la mayoría, del pueblo, de
la gente común, que compone, recompone, inventa, transforma, acata
y desacata las fórmulas textuales de la magia, la religión, la metafísica,
los mitos y todas sus derivaciones; y la versión oficial, que pretende
regir y dirigir una ortodoxia dogmática y doctrinal para preservar, en
lo posible, la pretendida pureza de la cosmovisión y pensamiento trascendental
religioso de una época o de un sistema determinado.