Resumen:
La prosperidad económica por el repentino auge minero de mediados del siglo XVIII provocó que las clases económicamente privilegiadas volvieran sus ojos hacia el mundo y se dedicaran mas al ocio, al disfrute de la vida, a pensar mucho más en el futuro y en una felicidad terrenal cada vez más accesible, desterrando de sus vidas la idea de la muerte y desentendiéndose a la vez de las cosas de la iglesia y de una salvación cada vez más desdibujada y lejana.